miércoles, 26 de marzo de 2014

Si los muertos hablasen... 14

SI LOS MUERTOS HABLASEN...

CAPÍTULO 14

LA MUERTE DE UN TERRORISTA





- Mi muerte no fue real. Fue todo una simulación. Simplemente descendí por la ventana y por el muro y me deje caer en el patio a la espera de que me encontrases. la sangre era falsa y la herida, maquillaje -al tiempo que decía esto se quitaba la supuesta herida de la cabeza-. Cuando fuiste a buscar al resto, me tomé una planta que hace que tus pulsaciones se reduzcan hasta que sean imperceptibles para un médico en una medición rápida, como la que realizó John. 
>> Lo siguiente fue pan comido. Media hora después de que me llevárais al sofá, ya estaba despierto. Subí al desván porque vi luces desde el exterior y os pinté ese mensaje para inquietaros. Localicé a Jay y a John y esperé a que uno de los dos se separará. John se fue poco tiempo después y conseguí atraer a Jay hasta el exterior y lo degollé con un cuchillo.
>> Luego me escondí y esperé a que os movierais. Al ver que John había escapado, le tendí una trampa. Encendí una luz en una habitación para que fuera hasta ella. Llegó rápido, lo cogí y lo llevé por un pasadizo secreto, que me decepciona mucho que no hubieras encontrado, la verdad, hasta la otra habitación para disponer de más tiempo. Lo colgué y me escondí de nuevo en el pasadizo.
>> Esperé de nuevo a que os fuerais y, por los gritos y la rápida huída supuse que uno de los dos había perdido los nervios. Siempre aposté por que no fueras tú. Confiaba en ello. Y en efecto fue Adolf el que perdió la cabeza. Sólo os seguí de cerca hasta que encontré la ocasión de matarlo. Fue la muerte más complicada, por el hecho de que necesitaba algo para señalarte el camino a seguir. Sin embargo, creo que valió la pena, ¿no? Tú estás aquí y ya puedes morir y acabar con esto de una vez. La verdad es que se me está haciendo larga la noche.

- ¿Por qué?

- Ah, sí, eso. Bien, ¿en qué crees que trabajo? ¿Cómo crees que llegué a tener todo esto?

- ¿Matas por dinero?

- Por dinero y justicia.

Richard sacó de debajo de la mesa una carpeta llena de folios. La abrió y empezó a leer.

- John Bewcanan, asesino en serie. Aprovechaba las consultas a diversos clientes del extranjero para asesinarlos mediante diversos venenos en los que trabajaba. Luego, diagnosticaba su muerte como alguna dolencia. Solía utilizar la tubercolisis.
>> Jay Newman, fraude fiscal. Estafó más de medio millón de dólares con su empresa mediante diversas empresas asociadas a la suya.
>> Adolf Blummer, miembro del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán. El ideario de Hitler parece que le gustó y es acusado de la muerte de varios judíos en Alemania, muertes ocultadas por su partido. Era un miembro importante. Cuando fracasó el putsch de Múnich, se exilió a EEUU, acogido por algunos amigos que le brindaron protección política.
>> Hugo Mortensen, este hombre de aquí -dijo señalando al cadáver del camino-. Acusado de... venta ilegal de armas, espionaje y venta de información clasificada a gobiernos como el británico o el francés. Ocupaba un importante cargo en Hungría, pero lo pillaron y tuvo que exiliase a EEUU. La orden de ajusticiamento de este hombre viene de allí. La de Adolf, de Alemania. Como ves, tengo fama mundial -sonrió.
>> Y ahora la más interesante. Alex Turner, menos conocido como Giovani Bignami.

La cara de Alex se volvió pálida y sus mente pareció viajar al pasado, como recordando una época lejana.

- Terrorista y asesino en serie. En tu país natal mataste a... 10 personas en... 4 años. Cuando estaban a punto de encarcelarte, huíste con un grupo de amigos a EEUU. En 1918 llegasteis a Nueva York y en 1920 llevasteis a cabo el atentado de Wall Street. Después de 3 años de investigación, el FBI sólo logró saber vuestra nacionalidad. Por ello, os disolvisteis, conseguisteis documenación falsa, cambiasteis de identidad y tú empezaste a trabajar en la banca. En Wall Street, nada menos. Y eres muy bueno, eso hay que reconocertelo, la verdad. Es una pena que fueras tú el que estaba detrás de todas esas muertes. 38 en el atentado a Wall Street y 10 en Italia, 48 muertos y 400 heridos, si no me equivoco. Dime, Giovani, ¿de verdad valió la pena?

Alex no pudo responder. Sólo negó con la cabeza.

- Vas a morir por ello. Es una pena que no te sientas realizado.

Volvió el silencio a la mesa. Richard sacó una pistola y le puso una bala.

- Una bala para ti, no necesitas más.

Después de esto, empezó a limpiar la pistola hasta sacarle brillo y dijo:

- ¿Tus últimas palabras?

- Me arrepiento de todo. De la muerte de esos 10 hombres en Italia, de la de los 38 aquí. Me arrepiento del sufrimiento de sus familias y del sufrimiento de los 400 heridos. De verdad, Richard, te agradeceré mi muerte y la de los que están hoy a mi alrededor. Tu labor es muy importante para este mundo.

Alex empezó a aplaudir y Richard se relajó y rió. Al tiempo que aplaudía, Alex tiró al suelo su cuchillo y lo sostuvo entre los pies.

- Me alegra que te comportes así, Giovani. No esperaba menos de ti. Creo que los dos hemos aprendido bastante uno del otro. Sin embargo, nada es para siempre y ya hemos aplazado bastante tu muerte. Por favor, leva...

- ¿Puedo hacerte una última pregunta? Es sobre tu labor -Alex interrumpió a Richard con esta sugerencia. Sin embargo, el hombre no pareció enfadarse.

- Claro, pregunta.

- Pues verás -Alex levantó el cuchillo que tendría entre los pies con las piernas al tiempo que bajaba los brazos para cogerlo-. Me gustaría saber cuántos van.

- ¿Ajusticiados?

Alex asintió y se metió el cuchillo en la manga.

- Cerca de 80.

Volvió a aplaudir y a mostrar una gran veneración hacia el trabajo de Richard.

- Es increíble, de verdad. Lo último que quiero hacer en esta vida es darte la mano.

- Claro, faltaría más.

Alex y Richard se levantaron al mismo tiempo y lex empezó a bordear la mesa para acercarse a Richard con la mano tendida hacia él.
Entonces, Richard disparó a su rodilla. Alex saltó por los aires y empezó a gritar por el dolor.

- Te he dicho que 80. ¿Crees que después de matar a 80 escorias como tú no me sé todos los trucos? Gilipollas.

Alex cogió el cuchillo y lo lanzó con fuerza hacia Richard. Él lo esquivó y se fue a clavar en la pared.

- Fin de camino. Me he divertido contigo, pero se acabó. Tengo que decirte que has sido el más interesante de todos, la verdad.

Al tiempo que decía esto recargaba su pistola con otra bala. Sonrió con condescendencia a Alex y dijo:

- Me equivocaba con lo de que sólo usaría una bala.

Entonces disparó a la cabeza de Alex y la vida de este se acabó.

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