martes, 11 de marzo de 2014

Si los muertos hablasen... 4

SI LOS MUERTOS HABLASEN...

CAPÍTULO 4

ESTE MUERTO ESTÁ MUY VIVO



Silencio total.
Ese silencio que suele preceder a la tempestad.
Ese silencio que se produce mientras estás asimilando una situación y una información del todo inesperadas.
Ese silencio tenso en el que unos miran a otros.
Silencio total.

Y luego tempestad. Expresiones de horror, desconcierto e incredulidad. Una amplia gama de sentimientos se reflejaban en los rostros de 3 de los presentes. Sin embargo, dos de ellos mantenían el mismo rostro desde que Adolf había anunciado la desaparición. Uno de ellos era Adolf. Era evidente que no tenía motivos para cambiar la expresión. Él ya lo sabía.
El otro era Richard. Su rostro se mantuvo decidido, como siempre, y salió con rapidez de la habitación.
Los otros no percataron su ausencia y John empezó a discutir con Adolf:

- Es imposible que no esté donde lo dejamos, está muerto, yo mismo lo comprobé, sé que está muerto. Sabemos que está muerto. ¿No te habrás equivocado de habitación? Es una casa enorme, lo más probable es que fuera eso lo que te pasó. No pasa nada, iremos ahora a la habitación que es y ya veréis como está ahí. Está ahí, tiene que estarlo, está muerto, yo lo comprobé, sé que está muerto, sabemos que está muerto...

John siguió hablando y hablando. La verdad es que nadie le hacía caso. Adolf estaba muy pálido y no daba señales de vida. Nadie sabía como se mantenía de pie siquiera. Alex estaba planteándose todas las posibles salidas lógicas de esta misteriosa desaparición. Mientras tanto, Jay aún parecía estar digiriendo esta información y tenía una expresión vacía. Su boca sólo se abría entre pedazo y pedazo de tarta.
Después de un rato de inconexas afirmaciones sobre la veracidad de su análisis y la certeza de la muerte del sexto comensal, John dijo algo coherente.

- ¿Dónde está Richard?

Alex, Jay y Adolf parecieron despertar y miraron a su alrededor. Al no ver nada se preocuparon. ¿Por qué no estaba su anfitrión?

- Claro, es lógico -John seguía hablando-. Fue Richard el que escondió al cadáver. Es todo un juego, una broma pesada. Ahora habrá que...

- Es imposible que Richard escondiera el cadáver -le interrumpió Alex-. Richard estuvo durante toda la cena con nosotros y solo se ausentó durante seis minutos. Además, Adolf salió de la habitación casi al mismo tiempo que él para buscar el licor.

- Es verdad -dijo Adolf-. Además, al salir, pasé por la cocina y ve a Richard preparando los platos en ella.

- No deberíamos preocuparnos por eso -dijo Jay-. Deberíamos preocuparnos por donde está el hombre que mejor conoce la casa en la que nos encontramos en plena noche y sin ninguna forma de obtener ayuda si... llegará el momento.

- ¿Qué estás insinuando?

Richard apareció por la puerta que conecta a la cocina y el salón con cinco linternas.

- No tengo pensado mataros -dijo Richard.

- No quería decir eso...

- Claro que sí que querías decirlo.

A esas palabras sucedió un tenso e incómodo silencio mientras Richard avanzaba hacia la mesa, colocaba las bombillas y se comía su pedazo de tarta, al tiempo que hacía sendos ademanes invitando al resto a acompañarle. Comieron en silencio y cuando acabaron fue Richard el que habló.

- Señores, desde mi punto de vista hay dos posibilidades. La primera es que el análisis de John no fuera cierto y que nuestro amigo ande perdido por la casa -en ese momento John abrió la boca pero Richard lo hizo callar con una severa mirada- y la otra es que nuestro amigo Adolf nos haya gastado una gran broma a todos, por lo que habría que aplaudirlo. sin embargo, toda broma tiene su fin y el de esta ha llegado. ¿Era una broma, Adolf?

Adolf negó con la cabeza.

- Lo suponía. Por lo tanto sólo nos queda la primera posibilidad. Y propongo buscar a nuestro amigo con la ayuda de estas linternas.

- Mi análisis ha sido correcto -dijo John.

- Siempre queda una posibilidad. Que el muerto haya resucitado.

El que había hablado fue Alex.
Jay y Adolf sonriero ante esta idea, pero John, Richard y Alex permanecieron serios.

- No estáis pensando en serio que el cadáver ha revivido, ¿verdad?

Richard y Alex callaron, pero John habló:

- La verdad, es que no es del todo imposible. Hay ciertas posibilidades de que un ser humano pierda el pulso durante unos minutos y luego reviva. Mi análisis no es corriente, pero eso no implica que el cadáver no este vivo. No confundáis esto con ningún tipo de acción sobrenatural, son cosas que pasan a veces. Muy ocasionalmente, la verdad, pero ocurren.

Todos estaban serios ahora. Se impuso un silencio que Richard rompió:

- Que cada uno coja una linterna, vamos a explorar la casa en busca de nuestro amigo.

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